Alfredo Opisso - SEMBLANZAS POLÍTICAS DEL SIGLO XIX

Alfredo Opisso (1847-1924) fue redactor del periódico La Vanguardia, que desde 1901 codirigió. También fue miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona y correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la de Arqueología tarraconense. Escribió sobre materias históricas, botánica, crítica de arte, libros de viajes, obras divulgativas y novelas principalmente históricas y de aventuras.

Espartero, Narváez, O'Donnell, Olózaga, Donoso Cortés, Pastor Díaz, Bravo Murillo, Nocedal, Prim, Posada Herrera, Campoamor, Castelar, ... En expresión del autor:  Al escribir estas biografías, semblanzas y recuerdos de personajes y cosas de la política, muchos de los cuales aparecieron en La Vanguardia con el título de El veraneo en la historia y Litografías viejas, me propuse algo mas que entretener al lector, y fué administrarle, sin demasiada repugnancia, unas cuantas dosis de historia contemporánea, en el sentido de dar á conocer la mezquindad, la miseria y la esterilidad de nuestros gobiernos en todo el transcurso del reinado de Doña Isabel lI hasta casi nuestros días actuales.
Tal vez con el ejemplo de esos políticos que un día llenaron con su fama á España entera, y no han dejado, sin embargo, apenas un leve recuerdo, se desengañará, el que ya no lo esté, de lo que puede esperarse del régimen que, implantado en mal hora tan torcidamente por las Cortes de Cádiz, nos ha conducido al triste estado en que nos encontramos hoy. i Cuánto tiempo malgastado ! ¡ Cuántos sacrificios inútiles! ¡Qué manera de perder de vista los más sagrados intereses del país!

Terminada la contienda entre el tradicionalismo y el liberalismo, asistimos á las luchas entre las banderías que, despreciando lo que al país interesa, se combaten por la posesión del poder; reñidos unos con otros, ya se reconcilian contra un tercer enemigo, ya disputan luego por el botín, sin dar muestras en ningún caso de trabajar por la prosperidad de la patria.
De ahí que, en general, no sea muy laudatorio lo que escribo, guiado tan sólo por el culto á la verdad «caiga quien caiga».
No pertenezco á ningún partido, pero desde ahora he de protestar de que se me llame reaccionario, como alguien ha hecho ya. No hay tal cosa; no tengo yo la culpa de que lo hayan hecho rematadamente mal los que han gobernado.
Si por todas partes se va á Roma, se puede también enseñar historia de muchas maneras. En lugar de un manual, ahí van esas semblanzas y recuerdos; creo que se podrá deducir alguna provechosa lección de su lectura.

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