También traducida en ocasiones literalmente, como “Mucho ruido por nada”, forma parte del grupo denominado por la crítica “grandes comedias”, que denotan mayor madurez que las obras primerizas. También se ha considerado que formaría una trilogía romántica con Como gustéis y Noche de Reyes.
El motivo dramático central, el del amante inducido a engaño por medio de una persona que adopta el parecido de su amada (antiguo motivo que ya se encuentra en las Aventuras de Quereas y Calirroé, de Caritón de Afrodisia), fue extraído por Shakespeare de las Novelas de Matteo Bandello (novela XXII), en la versión de François de Belleforest (Histoires Tragiques, III, 1569), y del Orlando Furioso de Ludovico Ariosto (historia de Ginevra y Ariodante). Las agudas discusiones de Benedicto y Beatriz parecen inspiradas en las de Gaspare Pallavicino y de Emilia Pia en El cortesano de Baldassare Castiglione, traducido por sir Thomas Hoby en 1561.
Mucho ruido y pocas nueces, compuesta en 1598, fue ya en su día una de las comedias más celebradas de William Shakespeare (1574-1616). Situada en su mayor parte en un amable marco de jardines, aposentos y fiestas cortesanas, la obra gira principalmente en torno a dos fuertes personajes enfrentados, Benedicto de Padua y Beatriz, adversarios irreconciliables y ambos tan ingeniosos, mordaces y sarcásticos como desdeñosos del amor. A lomos de una trama animada por los equívocos, las traiciones y los imprevistos, los enemigos jurados acaban sin embargo, para su propia sorpresa, en aquel lugar a donde se prometieron nunca ir a parar y, lo que es más, en la compañía para ellos más insospechada.