Walter Scott – LA NOVIA DE LAMMERMOOR

La novela histórica romántica tiene en Walter Scott, si no a su inventor, a su primer y más influyente representante. Hijo de un abogado, desde su infancia se sintió fascinado por las leyendas y los episodios históricos, preferentemente medievales, de su tierra natal escocesa, que posteriormente constituirían el tema principal de muchos de sus poemas y novelas. Licenciado en derecho, sus primeros pasos en la literatura los dio como traductor, vertiendo al inglés obras como Lenore, de Gottfried A. Bürger, y Götz de Berlichingen, de Goethe. La publicación, entre 1802 y 1803, de la recopilación de baladas Trovas de la frontera escocesa dio a conocer su nombre al gran público, que también acogió con entusiasmo una serie de largos poemas narrativos entre los que destacan El canto del último trovador y La dama del lago. De 1814 data su primera novela, Waverley, publicada anónimamente como la mayoría de las que le siguieron, en consideración a los cargos públicos de su autor (sheriff de Selkirk desde 1799 y secretario de los tribunales de justicia de Edimburgo desde 1806) y la dudosa reputación del género. Con ella y con las posteriores (El anticuario, Rob Roy, Ivanhoe, La novia de Lammermoor, El pirata, Quentin Durward, El talismán) estableció los cánones de la novela histórica, tal como ésta iba a desarrollarse hasta bien entrado el siglo XX. La autoría de estas novelas no se reveló hasta 1826, año por otro lado especialmente doloroso para Scott, que sufrió la muerte de su esposa y la quiebra de la editorial Constable, en la que había invertido dinero y por la que contrajo una deuda de 130.000 libras. Antes, en 1820, había sido nombrado barón de Abbotsford. Maestro del diálogo y la descripción, poseedor de un estilo vigoroso y poético, influyó en los novelistas de su época, tanto de su patria como foráneos, y también en los músicos y pintores que glosaron y recrearon sus temas.

La novia de Lammermoor nos ubica en Escocia, durante el gobierno de la reina Ana I de Bretaña, entre 1702 y 1714. La trama relata los infortunios de un amor desgraciado entre Lucy Ashton y el enemigo de su familia: Edgar Ravenswood, héroe romántico en el más amplio sentido de la palabra.
Walter Scott aseguraba que La novia de Lammermoor está basada en algunos incidentes reales de la familia Dalerymple, lo cual es factible, según algunos académicos.
La palabra Lammermoor proviene de la voz escocesa: Lammermuir, que a su vez está emparentada con el gaélico: An lomair mòr. En inglés moderno sería algo así como Lamb's moor, El páramo de los corderos.

La novela, si bien de argumento predecible, es un prodigio de ambientación y costumbrismo; recoge la esencia de la vida rural escocesa, y por extensión, la forma de vida de la nobleza en contraposición con el campesinado (en aquellos tiempos, vasallos, casi esclavos). Época de claros y oscuros, donde a menudo, las leyendas se confundían con la realidad cotidiana. Libro para disfrutar y saborear.