Paul Lefort - HISTORIA DE LA PINTURA ESPAÑOLA

Compendio de finales del siglo XIX donde el autor galo revisa el desarrollo de las artes pictóricas en España, iniciándose con los primeros manuscritos iluminados hasta la figura del pintor de Fuentetodos, Francisco de Goya.

La obra viene precedida de un prólogo del murciano Federico Balart (1831-1905), afamado crítico de arte y teatro, que no es sino una carta dirigida al traductor, Juan García Al-Deguer, escrita en los siguientes términos:

Sr. D. Juan García Al-Deguer:

Mi querido amigo: Excelente me parece la idea de dar á luz en castellano el libro de monsieur Lefort sobre La Pintura Española.
Sin coincidir en todos sus juicios con el distinguido escritor francés, creo que su obra tiende á llenar un fin no conseguido ni acaso procurado hasta hoy: el de presentar en un cuadro de cortas dimensiones y fácil adquisición el itinerario del arte pictórico español desde sus orígenes hasta Goya inclusive.
Las monografías sueltas que sobre nuestra pintura debemos á plumas nacionales y extranjeras, pueden prestar servicios inestimables á quien tenga medios para adquirirlas, tiempo para leerlas y fuerzas para digerirlas; pero ni el aficionado, distraído por otros estudios, ni el artista, ocupado en otras tareas, pueden llevar á cabo aquel trabajo de ordenación, comparación y enlace, sin el cual es imposible formar el árbol genealógico de nuestro
arte nacional.
No diré yo que monsieur Lefort haya acertado siempre al establecer el abolengo espiritual de nuestros artistas; pero, aparte de otros méritos, tiene el de haber dado un buen ejemplo, y quizá un eficaz estímulo, á los que con más extensión quieran tratar materia tan abundante, tan delicada y tan virgen en muchos de sus pormenores.
Triste sino el de los españoles, «largos en hazañas y cortos en escribirlas»: si manos extranjeras no hubiesen bosquejado el cuadro general de nuestra literatura, en obras, ya prematuras, como la de Bonterveck, ya diminutas y erróneas en muchos puntos, como la de Sismondi, ya escasas de crítica, si ricas de erudición, como la de Ticknor, posible es
que no tuviésemos todavía el rico tesoro de nuestros orígenes literarios, acumulado por Amador de los Ríos, ni la serie de excelentes monografías que, publicadas poco á poco por nuestro insigne Menéndez y Pelayo, sólo esperan ser completadas y cosidas para formar la verdadera historia de las letras españolas en los tiempos de su mayor lozanía.
De temer es que la de nuestras glorias artísticas tarde mucho más en llegar á ese punto de madurez; por lo menos, yo no sé que ninguno de los pocos capaces de escribirla tenga, por ahora, el propósito de emprenderla.
Agradezcamos, pues, al distinguido biógrafo de Velázquez. de Murillo y de Goya el servicio que acaba de prestar á nuestra pintura, poniendo su historia al alcance de todas las fortunas y de todas las inteligencias, en un bosquejo que, sean cuales fueren sus futuras correcciones, se recomienda desde luego por la sencillez, por la mesura y por la claridad.

Felicito á usted por su buen propósito, y me repito su buen amigo y paisano que le quiere de veras y le abraza,

Federico Balart
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