Aunque el orden de la escritura de Shakespeare es bien distinto, si seguimos cronológicamente la Historia de Inglaterra, esta obra de teatro se coloca entre Eduardo III y Enrique IV.
Ricardo II fue el último rey de la dinastía de los Plantagenet, a la que sucedió la de Lancaster (iniciando el período de las Guerras de las Dos Rosas, entre ésta y la de York). Su predecesor fue su abuelo, Eduardo III y su sucesor, Enrique IV, que era también nieto de Eduardo y primo hermano de Ricardo. Gobernó como monarca absoluto, sin conceder poderes a la nobleza. Ésta fue la aliada de su sucesor para derrocarle.
El argumento comienza cuando Ricardo recibe en audiencia, traídos por su tío Juan de Gante, a Enrique (hijo de Juan y llamado Bolingbroke en la obra) y a Tomás Mowbray. Enrique, primo de Ricardo, acusa a Mowbray de conspirar contra el rey. Mowbray lo niega, y pese a los intentos de pacificación de Ricardo, se convoca un duelo,…
Es una obra repleta de reflexiones interesantes en largos monólogos, pero sin un respiro para el humor o la distensión. La peripecia vital del protagonista ha llevado a considerar la pieza como “la tragedia del conocimiento adquirido a través de la experiencia”. También se atribuye a la pugna entre Ricardo y Enrique una metáfora del cambio de la mentalidad medieval sobre el poder a la más utilitaria renacentista (Maquiavelo).