Amable Guillaume Prosper Brugière, barón de Barante - HISTORIA DE LA CONVENCIÓN NACIONAL

Convocada para derribarlo todo y para edificarlo todo,  la Convención tiene en su seno y entre sus miembros obreros y príncipes, abogados y procuradores, médicos y cirujanos, poetas y comediantes, magistrados y filósofos, hombres que apénas saben leer y hombres capaces de dar nuevas perfecciones á los métodos del espíritu humano. Escritores que predican el asesinato y escritores que conjuran á la justicia de las naciones á abolir la pena de muerte; las condiciones y las clases, separadas en otro tiempo por las barreras de todas las preocupaciones y del orgullo, forman parte con iguales títulos, de un consejo de legisladores supremos, de legisladores que deben dar leyes á las mismas leyes. Nacida en el seno de todas las tempestades, lejos de conjurarlas, la Convencion las anima y las multiplica en su derredor y en su propio seno; parece que hace de ellas los elementos de su existencia y de su poder.
Garat

El autor del presente libro se ha propuesto restablecer y completar la verdad de los hechos, disipar la niebla en que los han envuelto el espíritu de sistema, las pasiones políticas, ó los colores de la imaginacion. Léjos está de tener el talento que Garat exigia de un historiador de la Convencion; pero tiene al ménos la ventaja de haber podido ver el aspecto de la Francia en aquella época terrible. Sin pertenecer á la generacion que tomaba parte activa en la lucha de las facciones, se acuerda de los sufrimientos de la patria, del luto de las familias diezmadas por el cadalso y despojadas de su herencia; no ha olvidado aquel estupor que pesaba hasta sobre la infancia, ni la miseria pública que era la igualdad de entónces.
La tarea que se ha impuesto exigia necesariamente narraciones detalladas. La apreciacion de los acontecimientos y de los hombres no inspiraría confianza alguna, si no fuera acompañada de pruebas, de testimonios, de documentos justificativos. La historia de la Convencion de tal suerte ha llegado á ser un campo de batalla para opiniones preocupadas, que la pintura si no fuera exactamente minuciosa, seria considerada no como copia de la realidad, sino como obra del pintor. Ni sucinta, ni abstracta podia ser la narracion, sin riesgo de exponerse á continuas negaciones. Sobre todo era importante poner en escena á los personages, apelar al testimonio de su propio carácter, de sus opiniones, de sus proyectos, y de lo que unos de otros pensaban.