«Reseña histórica sobre Italia» por el señor Rodríguez Villa
Francisco Coello
La Reseña histórica sobre Italia, desde la batalla de Pavía hasta el saco de Roma, redactada por el concienzudo escritor D. Antonio Rodríguez Villa, acerca de la cual se sirvió pedirme informe nuestro ilustre Director, es uno de aquellos libros cuyo examen puede hacerse con gusto: la lectura es sabrosa é instructiva; no hay defectos ó errores que señalar en él, ni es preciso pasar por el grave contratiempo de estar en desacuerdo con las ideas del autor y censurar sus apreciaciones. De las 250 páginas en 4.º menor que comprende, sin contar los índices, apenas son de verdadero texto unas 50, y lo demás se compone de documentos ó apéndices. Los primeros, ya completos, ya en extracto, van interpolados en la Reseña, y no como notas; pero están dispuestos con tal arte, y su interés es tan marcado, que nunca se hace pesada la lectura, y se pasa insensiblemente desde el texto á los comprobantes, formando estos como parte de la relación y confundiéndose con ella, en muchos casos, de tal modo que, á no ser por los epígrafes de las cartas, por las comillas que marcan el principio de cada párrafo, ó por el sabor algo anticuado del lenguaje, no se advertiría su presencia. Parece que el señor Rodríguez Villa, con el fin de hacer más insensible la transición, se ha propuesto imitar el estilo de los documentos que transcribe; y como estos, además de la franqueza y energía de la verdad, reunen las mismas galas en la dicción que los párrafos de enlace, el conjunto no puede ser más armónico é interesante. Confieso que, dado el sistema, no crei pudiera lograrse nunca un trabajo tan perfecto: cuando estamos acostumbrados á leer extensos capítulos de historia sin citar documento alguno, ó apuntándolo en notas, á lo sumo; á ver transcritas en aquellos las frases que el autor pone en boca de los personajes, como si las hubieran pronunciado, pretendiendo así dar más animación á su relato, casi —406→ siempre á costa de la verdad, es muy de aplaudir que esos conceptos falsos estén reemplazados por las mismas palabras que escribían los que intervinieron en los sucesos. Sin duda que es necesario mayor arte para escribir una historia de esta última clase, si no ha de hacerse insufrible la lectura; pero en cambio su valor es mucho más considerable.
Después de escrito lo que antecede, casi nada es preciso añadir sobre el mérito y el interés de la obra; pero podrían señalarse en ella bellísimos conceptos y el acierto con que están elegidas las numerosas cartas del emperador Carlos V, del abad de Nájera, comisario del ejército imperial, del duque de Sesa, de Lope de Soria, Hurtado de Mendoza, el comendador Herrera y demás personajes con cuyos escritos va desarrollándose ordenadamente la marcha de los sucesos.
Aquellos nos demuestran bien, al lado de los gloriosos hechos que comprende la campaña y de los dos más culminantes que la abren y terminan, la penuria de nuestro ejército, lo muy desatendidos que se hallaron sus sufrimientos y aun los méritos de sus caudillos, descubriendo las rencillas entre algunos de los jefes y las calumnias, que llegaron hasta atacar las grandes dotes militares del duque de Borbón, del marqués de Pescara y de Antonio de Leiva, cuya honra quiso mancharse en vano. Todo esto, así como la doblez y falsía de Francisco I y del papa Clemente VII, resulta ampliamente probado en el interesante libro del Sr. Rodríguez Villa: hay además en él noticias curiosísimas sobre la fuerza, composición y gastos del ejército imperial, así como en los apéndices algunos detalles y documentos muy importantes y poco conocidos.
En resumen: el libro que se examina es una verdadera joya histórica, mereciendo elogios por su plan, su redacción y por los interesantes documentos que le acompañan; sería muy acreedor á que el Gobierno de S. M. le concediera el mayor auxilio posible, si su ilustrado autor lo hubiera pedido. Puede añadirse que con este trabajo queda perfectamente esclarecido el período de las guerras de Italia en los tres años largos que mediaron desde la batalla de Pavía al saco de Roma, habiendo obtenido ya anteriormente igual ventaja, y gracias al mismo autor, el segundo de —407→ tan notables sucesos. Tal es el juicio formado por el que suscribe, más confiado en el acierto que otras veces, para cumplir el encargo de nuestro dignísimo Director.
Madrid 8 de Marzo de 1890.
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