En 1883 manda imprimir por primera vez su obra Viajes por España, en pleno auge de la narrativa de viajes tan querida a los escritores románticos; Alarcón conjuga aquí las leyendas populares más tradicionales con una veracidad histórica absoluta. En su recorrido se detiene en el Monasterio de Yuste, en Salamanca, Madrid, Santander o Toledo, donde plazas y cementerios fielmente descritos son el marco en el que se desarrollan historias locales de aparecidos o de amantes rivales.
«Si sois algo jinete (condición sine qua non); si contáis además con cuatro días y treinta duros de sobra, y tenéis, por último, en Navalmoral de la Mata algún conocido que os proporcione caballo y guía, podéis hacer facilísimamente un viaje de primer orden...»
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