Francisco Cañamaque Jiménez - LOS ORADORES DE 1869

Francisco Cañamaque nace en Gaucín, provincia de Málaga, tal día como el 22 de Septiembre de 1851, en la entonces denominada calle Llana, número 38. Poco se conoce de su juventud, aunque es segura su temprana marcha a Madrid para realizar estudios de derecho y mercantilismo. Lo cierto es que su nivel intelectual y su capacidad de trabajo hacen que con solo 18 años derive su vocación profesional hacia lo que sería su especialidad: el periodismo. De ésta época, y de sus largas estancias en la tribuna del Congreso de los Diputados destinada a los periodistas, fue donde se amamantó de tanta elocuencia y sabiduría parlamentaria. Sabemos que fue el periodismo su fuerte y que con solo 18 años presenció todas y cada una de los debates del 69.
En 1881 publicó La España, diario liberal del que fue su propietario. Perteneció a la Sociedad Geográfica de Madrid, a la Academia Indochina de París, al Ateneo de Madrid, a la Real Academia de la Historia, al Congreso de Americanistas y al Consejo Supremo de Marina.
Cañamaque escribió una serie de obras que nos dan un claro ejemplo del intelectual típico. Entre ellos, destacamos: Recuerdos de Filipinas (dos tomos), El Derecho Moderno, El Prisionero de Estella (dos tomos), Miscelánea histórica, política y literaria, El héroe de Puigcerdá, Ángela, Memorias de un cantonal y La Oligarquía del sable, Islas Filipinas (de todo un poco). Tradujo del francés: Los soldados de la Revolución y Las Mujeres de la Revolución.

En Los Oradores de 1869, describe a los parlamentarios agrupándolos en dos partes diferenciadas; bustos parlamentarios y perfiles parlamentarios. En una primera visión rápida de la obra entendimos que los dividía en dos categorías diferenciadas por la importancia del orador, pero, el mismo Cañamaque refiere que la división es fruto de la dificultad material para incluirlos a todos.
Cañamaque describe a sus personajes con el pensamiento de un joven liberal y progresista, con una idea de cambio para un mundo que se agarraba a los más añejos conceptos de la tradición. Como dice Cándido "El liberalismo, el republicanismo, el progresismo, el anticlericalismo y el afrancesamiento venían a ser matices de un solo proyecto de libertad civil" Pero Cañamaque escribe siempre con elegancia con respeto hacia las personas, aunque las ideas de estas estuviesen en el polo opuesto a las suyas. Sin embargo, no por eso, evita el enfrentamiento ideológico y la opinión punzante que provoca y a veces insulta.



¡Pero que año! . . . Como las Cortes de 1869 ha habido pocas en el mundo. España no tiene ninguna.
La Asamblea legislativa francesa, aquella que produjo a Mirabeau, a Barnave, a Gregoire, a Robespierre, y a tantos otros, cede en elocuencia y sabiduría a nuestras Constituyentes de la Revolución.… Solo tiene rivales en la griega y la romana".