Los hombres han llevado a cabo un pésimo gobierno, y es por esto que Praxágora convence a las mujeres de que se hagan cargo ellas de la administración. Habla de una cierta "repartición igualitaria de las riquezas",que incluso llegará a las relaciones amorosas, tema que más tarde retomará con Pluto, y que aparecerá, en cierto modo, en la República de Platón.
El tema de la obra, unas mujeres que toman la dirección de la ciudad (de lo cual estaban excluidas en la realidad) y que introducen un sistema comunitario, tiene algo en común con la Lisístrata; ambas obras representan a las mujeres de Atenas tomando la iniciativa política y social bajo la dirección de un carácter femenino fuerte, Praxágora. Un rasgo destacable de la obra, que anuncia el camino que seguirá el teatro en el siglo IV, es el reducido papel del Coro, que no canta ni baila hasta el final. De esta forma, el comediógrafo no tiene que escribir largos pasajes líricos, que no están ya integrados en la obra, sino que sirven simplemente de entretenimiento en las rupturas de la acción. No hay parábasis, ni ruidoso ataque a los políticos, y sí un nuevo estilo de diálogo del tipo que encontramos más tarde en la Comedia Nueva. La similitud de las reformas de Praxágora y la propuesta de Platón para la clase legisladora en su república ideal, que no debía poseer ninguna propiedad privada, ha sugerido la posibilidad de que Aristófanes esté satirizando a Platón, pero esto es improbable cronológicamente y además faltan en el texto pruebas de ello. Como resultado de una conspiración de mujeres dirigida por Praxágora, ella y sus compañeras disfrazadas de hombres llegan a la asamblea, y deciden por gran mayoría una moción que transfiere a las mujeres el control de los asuntos de Estado, hasta ahora en manos de los hombres. Praxágora, una vez que ha sido elegida al frente del nuevo gobierno, regresa junto a su marido, al que ha puesto en un gran aprieto al haberle cogido sus ropas. Explica el nuevo sistema social que se va a implantar: comunidad de bienes, comunidad de mujeres y niños, una participación equitativa en las relaciones sexuales por parte de viejos y feos, tanto hombres como mujeres, asegurada por la legislación. A continuación, va al ágora para preparar la recepción de todas las propiedades privadas y administrar el reparto de lotes para la cena. Un ciudadano decente asegura que entrega su propiedad; otro escéptico espera a ver qué acarreará el nuevo sistema. Las consecuencias sexuales van a ser inmediatamente visibles. Un hombre joven llega para encontrarse con su joven amiga, pero tres mujeres viejas declaran sus derechos de prioridad sobre él, y una triunfa en su derecho de llevárselo. La obra finaliza con el coro que se apresura para una cena comunal.
Extraído de UNIVERSIDAD DE ALMERÍA, ÁREA DE FILOLOGÍA GRIEGA