El estado de la administración de la justicia en Atenas durante los primeros años de las guerras del Peloponeso era del todo lamentable. Así, conforme a la ley de Solón, los tribunales se habían convertido en refugio de muchos desamparados, y poco ilustrados, que encontraban de este modo un medio para subsistir conforme al estipendio que se recibía por sesión. No faltó, pues, el tiempo en que ante la incapacidad de los advenedizos la justicia fuera caldo de cultivo de sobornos, engaños, fraude, escándalo y desconcierto.
En Las Avispas, Aristófanes realiza una sátira sobre la justicia ateniense y sobre el estratega Cleón. En ella se nos muestra a dos personajes principales que representan padre e hijo llamados Bdelicleón (el hijo) y Filocleón (el padre). Aristófanes critica como los ciudadanos atenienses están obsesionados por ser jurados populares en los tribunales de Atenas. Bdelicleón representa al preocupado hijo que encierra a su padre en casa para que no asista a los juicios diarios en la ciudad, Filocleón representa al padre, que se sirve de diversas y divertidas artimañas para escapar de casa y huir con los que como él se pasan el día en los juzgados esperando a quién condenar. Las avispas representan el coro de amigos de Filocleón que le quieren ayudar a escapar para ir al alba a las puertas del tribunal, y que en la obra van disfrazados de avispas con aguijones simulando las metáfora de que son éstas las que trabajan frente a los jueces y políticos que se sirven de los ciudadanos para enriquecerse mientras que las pobres avispas reciben un mísero ébolo por sus servicios de jurado.