Claudio Perrault – COMPENDIO DE LOS DIEZ LIBROS DE ARQUITECTURA DE VITRUBIO

Claude Perrault (París, 1613 - ibíd. 1688) fue un célebre arquitecto, físico, mecánico, médico y naturalista francés, miembro de la Academia de Ciencias. Fue, curiosamente, hermano del escritor Charles Perrault, autor de cuentos tan célebres como Caperucita roja, La Cenicienta o La bella durmiente.
La creación de la Real Academia de Arquitectura en 1671 tuvo por principal objetivo la elaboración de una doctrina global de arquitectura que permitiera explicar la eclosión de la arquitectura francesa bajo Luis XIV (reinado 1643-1715) y, sobre todo, preservar la línea general y su tradición. El debate doctrinal giraba en torno al texto de Vitruvio, Los diez libros de arquitectura, único tratado de arquitectura de la Antigüedad que perduraría hasta esa fecha pero que debía ser analizado más a fondo debido a los puntos oscuros y enigmáticos todavía sin resolver. Claude Perrault recibe el encargo de una nueva traducción del texto de Vitruvio, y un riguroso comentario del mismo “que reafirmó su prestigio intelectual” a partir de 1666.
El Compendio, escrito hacia 1674, constituye una versión abreviada de enorme repercusión de la obra del tratadista romano. Perrault reorganizó en dos bloques el compendio: el primero con los aspectos modernos de la obra de Vitruvio, y el segundo con los antiguos. Esta obra fue fundamental para la difusión de la arquitectura de Vitruvio y fue gracias a ella que esta última influiría en los tratados y teorías de los siglos siguientes.
Fue traducida al castellano por Joseph Castañeda en 1761 para la iniciación en la arquitectura de los alumnos de la Real Academia de San Fernando de Madrid: «Esta ofrenda —escribe Castañeda— es el Compendio de los diez Libros de Arquitectura de Vitruvio, hecho en Francés por Claudio Perrault y traducido por mi al castellano. La estimación que consiguió este Librito en Europa, singularmente en Italia, la que todavía conserva en París, donde la moda le hubiera ya condenado a perpetuo olvido si no fuese tan sobresaliente su mérito, y sobre todo la grande utilidad que yo he sacado de su lectura, me han persuadido a que su traducción puede ser muy conveniente a la juventud de nuestras Escuelas.»
Para llevar a cabo dicha labor cotejó diferentes ediciones francesas y la italiana de 1747. Su traducción inauguraría la política editorial de la Academia destinada a la enseñanza de esta ciencia. Según Castañeda, la obra «es un resumen de las más puras doctrinas de la Arquitectura, sacadas del más sabio Arquitecto de los Antiguos puesta por el más docto de los Modernos en el método, claridad y orden que no tenía».