Se desconoce el lugar y año de nacimiento del arquitecto Vitrubio. Se sabe, no obstante, que vivió durante la época de César y Augusto. Maffei (Verona illustrata) le consideró de Verona; otros creen que debió de nacer en Placencia, y algunos le juzgan natural de Mola de Gaeta, la antigua Formia; esta última suposición parece ser la mejor fundada.
Su existencia fue larga y activa: fue soldado, con César, en Hispania y Grecia, donde actuó como ingeniero militar. Luego residió en Roma, y allí trabajó en las construcciones imperiales. Julio César primeramente, y Augusto después, le ayudaron en su ancianidad con una subvención vitalicia, lo cual es una prueba del reconocimiento de ambos. En Roma compuso, durante los últimos años de su vida, su famoso tratado.
Lo mismo que las huellas de su existencia, también los restos de su labor han sido borrados casi enteramente por el tiempo; sólo existen algunos en la población de Fano, para la cual construyó Vitruvio una famosa basílica y un arco de triunfo augustal aún visible, aunque modificado. En el campo de la técnica se le debe la invención del módulo quinario en la construcción de los acueductos. Proyectó también máquinas de guerra y edificó muchos monumentos.
La fama de Vitruvio se debe al tratado De architectura, la única obra de estas características que se conserva de la Antigüedad clásica. Conocido y empleado en la Edad Media, la edición del tratado de Vitruvio en Roma en 1486 ofreció a los artistas del Renacimiento, imbuidos de la admiración por las virtudes de la cultura clásica tan propio de la época, un canal privilegiado mediante el que reproducir sus formas arquitectónicas. "Sus cinco órdenes -escribió Bradbury- construyeron Italia y siguen construyéndola todavía".
En realidad, Bradbury se quedó corto en tal afirmación, por cuanto en cualquier país y época, desde los tiempos de Roma hasta los nuestros, el neoclasicismo arquitectónico basó siempre sus propias normas en los órdenes griegos reducidos al esquema de Vitruvio. Posteriormente se publicó en la mayor parte de los países, y todavía hoy la obra de Vitruvio constituye una fuente documental insustituible, también por las informaciones que aporta sobre la pintura y la escultura griegas y romanas, con noticias de artistas y obras.
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Dividido en diez libros y compuesto probablemente hacia el 27 a. de C., Sobre la arquitectura es el único tratado orgánico de su género que la antigüedad nos ha transmitido. El texto, que tiene el carácter de manual de resumen y divulgación, y que refleja los procedimientos de la arquitectura romana durante el último siglo de la república, es a veces incompleto y oscuro. El autor, anciano ya y enfermo, dedicó la obra a Augusto, su protector.
El libro I comienza por consideraciones acerca de las cualidades y de los deberes del arquitecto y sobre la naturaleza de la arquitectura, entendida como ciencia y como arte, y de sus varios aspectos. La "aedificatio" implica, en efecto, la construcción de edificios públicos (clasificados según su objeto sea la "defensio", la "religio" o la "opportunitas") y la construcción de edificios privados ("gnomónica", "machinatio"). Alude después al problema urbanístico: la elección de lugares propios para la fundación de ciudades, el trazado de las calles, la construcción del recinto de murallas defensivas y la distribución de los edificios dentro del recinto.
En el libro II, después de indicaciones históricas acerca del desarrollo de las construcciones desde los primeros tiempos de la humanidad, Vitruvio trata de la elección y el uso de materiales de construcción y de las estructuras murales, con ejemplos prácticos de aplicación en obras romanas y griegas.
En el libro III el autor describe los diversos tipos de templos dando normas de proporción y de simetría para las planimetrías y para cada una de sus partes, y ocupándose en particular de los de orden jónico. La columna asume en su concepto importancia capital en relación con las proporciones del templo, que están concebidas matemáticamente.
El libro IV trata de templos dóricos, corintios y toscanos, con preceptos técnicos y rituales de construcción.
El libro V está dedicado a los edificios de utilidad pública: el foro, la basílica, el erario, la cárcel, la curia, los teatros, los pórticos, los baños, la palestra y los puertos. Vitruvio se confirma como experto técnico donde trata de los teatros y de los puertos, y hasta se le percibe innovador cuando cita y describe sumariamente una obra suya: la basílica de Fano.
En el libro VI, discurriendo acerca de los edificios privados, Vitruvio se libera de los tratadistas griegos y reflexiona sobre las razones técnicas y las diferencias de clima y de costumbres que han determinado disposiciones diversas en los edificios privados griegos y romanos.
En el libro VII el autor da preceptos prácticos para los acabados (enjalbegados, pavimentos, decoraciones esculpidas y pintadas) que confieren a los edificios "venustatera el firmitatem".
Estudioso de hidráulica y constructor de conductos hidráulicos, Vitruvio trata en el libro VIII de estas materias.
Siguen en el libro IX los problemas geométricos y astronómicos aplicados a la "gnomónica". Finalmente, en el libro X, volviendo a basarse en los griegos, el autor habla de mecánica y de máquinas de paz y de guerra.
El pensamiento de Vitruvio se inspira en conceptos de racionalismo aritmético de origen pitagórico que se complican al combinarse con principios prácticos. En efecto, en su juicio interviene continuamente el elemento de la experiencia en el arte de construir. Desde un punto de vista teórico sus ideas son algo confusas, y su interpretación de algunas categorías sobre las que el autor parece fundarse no tiene nada de segura ("ordinatio", "dispositio", "distributio", "euritmia", "sinimetria").
El tratado tuvo suerte variada a través de los siglos, pero no ejerció una verdadera acción sobre el pensamiento artístico hasta León Battista Alberti (siglo XV) y los tratadistas del Renacimiento, y tuvo, gracias a la imprenta, vastísima difusión (la edición príncipe se imprimió en Roma en 1486). Sobre todo en el siglo XVI, la fama de Vitruvio se elevó aún más allá de los méritos reales de su obra: adquirió valor de rígido canon de la arquitectura antigua y, como tal, fue entendida en sentido normativo.
Fuente: BIOGRAFÍAS Y VIDAS
Las más famosas ediciones españolas de esta obra fueron las de Miguel de Urrea, Alcalá 1582, dedicada a Felipe II y la de Joseph Ortiz y Sanz (la que aquí presentamos), Los diez libros de Architectura de M. Vitrubio Polión traducidos del latín y comentados, Madrid 1787.