William Shakespeare – EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

Esta comedia romántica ha conseguido permanecer en el tiempo como ejemplo de fábula con elementos sobrenaturales asociados a los bosques. Hadas y duendes forman un cortejo que influye en la vida y el amor de los humanos. La traducción de su título ha dado lugar a controversia. Hay versiones que titulan “Sueño de una noche de San Juan”. Pero la acción transcurre en nuestra actual primavera, concretamente la noche anterior al primero de mayo, el “Midsummer”. La confusión se deriva del hecho de que la primavera se incluía en el “summer”, resultando así una única estación.

El argumento de la obra es fruto de la imaginación de su autor, que mezcla elementos de la mitología clásica y del folclore sobre la magia para conseguir un todo armónico que gira en torno a la ensoñación del amor, presentando los devaneos humanos con la excusa de la intervención de los espíritus del bosque. Hereda la tradición de las comedias de Plauto.

Al parecer fue escrita con motivo de la conmemoración de la boda de Sir Thomas Berkeley y Elizabeth Carey, en febrero de 1596.

Una obra plagada de fantasía, sueños y realidades, amor y magia en la que se entremezclan varios hilos argumentales centrados respectivamente en dos parejas de nobles amantes, Lisandro, Hermia, Demetrio y Helena, que sufren y disfrutan por causa de su amor; en un grupo de despreocupados cómicos, Cuña, Ensamble, Canilla, Flauta, Gazuza y Soplete; y en una serie de personajes pertenecientes al reino de las hadas, entre los que se encuentran Puck, el rey Oberón y la reina Titania. El trasfondo común se encuentra en las celebraciones de la boda entre Teseo e Hipólita.
La encantadora ligereza del mundo de los elfos concierta con la vicisitud humana; hasta los movimientos y las pasiones de los enamorados parecen desarrollarse según arabescos de ensueño, se desenvuelven en absurdas dificultades y se disipan en encanto como una danza elegante y abstrusa gobernada por el capricho de Amor. Una alegre y absurda metamorfosis se apodera hasta de los humildes artesanos, que no son fantoches marginales en el cuadro, sino que se hallan envueltos en una misma atmósfera mágica; y Bottom, con la cabeza de asno, y la grotesca representación de "Píramo y Tisbe", no parecen tan emparentados con el mundo clásico de Luciano y de Ovidio como con las singulares invenciones de aquel pintor de absurdos fantasmas que se llamó Hieronymus Bosch. El mundo fantástico de las alegorías del Renacimiento y el mundo amoroso de las novelas caballerescas con sus fuentes que encienden o hielan el amor, hallan aquí su más perfecta y poética expresión.