Molière - EL AVARO

Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière, es considerado el padre de la Comédie Française.
El avaro es una comedia en prosa, en 5 actos, donde se analiza un defecto humano común y peligroso: la avaricia, encarnada en Harpagón.

Molière estudió Derecho y Filosofía. De formación básicamente jesuita, fundó el teatro que más tarde fuera la Comedia Francesa. Muy joven, renunció al cargo de tapicero y ayuda de cámara de Su Majestad, cargo que ocupaba su padre, y recorrió durante doce años toda Francia en su carromato con la compañía Béjart, hasta que obtuvo un rotundo éxito cuando Luis XIV presenció una de sus obras.
Su producción cuenta entre las más famosas a Don Juan o el convidado de piedra, Las preciosas ridículas, Tartufo, El misántropo, El burgués gentilhombre, El enfermo imaginario y El avaro. En esta última, Moliére describe al avaro no como individuo sino como tipo, como la avaricia en sí, desmedida y embrutecedora, defecto que destruye, en quien lo posee, los valores de humanidad. La historia se sitúa en París en el siglo XVII, en el hogar de una familia acomodada, donde, sin embargo, los hijos sufren privaciones económicas y afectivas, a causa de la mezquindad de su padre.
Harpagón, el avaro, es un hombre rico que tiene dos hijos, Elisa y Cleonte, quienes no sienten por él estimación ni cariño, producto del tratamiento que éste les ha dado.
La situación se complica cuando Elisa se enamora de Valerio, un joven pretendiente que entra en la casa de Harpagón como mayordomo. Por su parte, Cleonte, prendado también de la humilde Mariana, sabe que su padre no aprobará el enlace. Harpagón a su vez pretende a Mariana y le comunica a sus hijos las intenciones de casarse con ella. Ésta se espanta ante la horrible figura de Harpagón y sólo la aparición de Cleonte la anima. Al darse cuenta el avaro de que algo existe entre los jóvenes, se niega a ceder a Mariana.
Mariana y Valerio resultan ser hermanos, e hijos de Anselmo, noble con quien el avaro pretendía casar a Elisa. Harpagón, que había perdido una bolsa con diez mil francos, accede a dejar casar a ambas parejas siguiendo la proposición de Cleonte de entregarle el dinero perdido a cambio del consentimiento al doble enlace. Harpagón, avaro irremediable, acepta, pero pone como condición que los matrimonios no le cuesten, y además le compren un traje nuevo para asistir a la ceremonia.
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