Publicado en 1818 y enmarcado en la tradición de la novela gótica, el texto explora temas tales como la moral científica, la creación y destrucción de vida y la audacia de la humanidad en su relación con Dios. De ahí, el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar en poder con Dios, como una suerte de Prometeo moderno que arrebata el fuego sagrado de la vida a la divinidad.
Se ha convertido ya en leyenda que la idea de este libro surgió una noche lluviosa del 16 de junio de 1816. Se encontraban alrededor de una fogata, conversando y bebiendo vino, Percy Bysshe Shelley (marido de Mary Shelley), Lord Byron, Claire Clairmont (la mujer del poeta) y John W. Polidori, médico y escritor. Al parecer, en algún punto de ese encuentro, cada uno de los concurrentes asumió el compromiso de escribir una historia de terror. Fieles al acuerdo, cada cual inició la suya. Sin embargo, los únicos que la terminaron fueron Mary Shelley y Polidori, quien publicó el cuento El vampiro.
Se dice también que, esa noche, Mary Shelley tuvo una pesadilla en la que un estudiante obsesionado con la creación de vida artificial despierta y contempla horrorizado a su espantoso engendro. A partir de esta horrible visión, la autora se abocó a la construcción de la prometida narración de terror.
Para algunos, Frankenstein o el moderno Prometeo es la primera obra de ciencia ficción; para otros, es una de las grandes novelas góticas. Están también quienes ven en ella un relato de riqueza filosófica, cargada de profundos planteos acerca de la naturaleza del hombre, de la frontera entre la vida y la muerte, y de las posibilidades del conocimiento. Más allá de la perspectiva de juicio, todos comparten que se trata de una obra maestra, de un clásico que no puede dejar de leerse.