Se trata de una novela que permite al lector acercarse a la historia de la Francia contemporánea a Victor Hugo, incluyendo directa o indirectamente varias partes de ésta, como la Revolución francesa de 1789 (y sus etapas propias: el Terror, el Directorio, el golpe de Brumario), el imperio Napoleónico, la Restauración con Luis XVIII y Carlos X y la Revolución de Julio que transfirió el poder a Luis Felipe de Orleans.
Publicada en 1862, es para muchos la mejor novela de Victor Hugo. Podría hablarse de «Los Miserables» como el equivalente francés de «Guerra y Paz» (ambos tratan las conquistas napoleónicas y poseen una estructura casi operística).
Hugo es, gracias a esta obra, el más perfecto ejemplo del romanticismo literario, es quizá en Los Miserables donde mejor se dan cita todos los elementos comunes a este movimiento que cambió el modelo literario para siempre.
La historia de Jean Valjean es la historia del siglo, de un siglo marcado por la miseria y el idealismo, por la pervivencia de los viejos valores y el advenimiento de un mundo nuevo. Así, Hugo toma los esquemas clásicos y los revierte, formando así personajes tan modernos como universales. Es Valjean espejo de su tiempo; Cosette ese ángel romántico eterno, herencia de toda la tradición clásica medieval; tenemos también a Marius, idealista hijo de su tiempo y contrapunto al clasicismo que suponen Valjean y Cosette.
Por otro lago tenemos el personaje integrador y que hace que la trama fluya: Javert. Ni siente ni padece, y parece ser sólo es producto del funcionariado y del deber. Inhumano, Javert perseguirá a Valjean sin descanso, y así los ecos del antiguo sistema morirán con él (en el único final posible de un tiempo que habría de culminar con la revolución de las viejas normas). Javert representa los tiempos que están a punto de morir.
En esta monumental obra, Víctor Hugo se demora en las descripciones, vuelca todo su talento en largas peroratas al servicio de la libertad y los derechos de los humildes. Como buen romántico, ve en Dios misericordia, en la ignorancia bondad, en el pecado posibilidad de redención. A pesar de la fascinación que ejercen las grandes batallas o la guillotina, el mayor espectáculo es «el del interior del alma». Por eso, Víctor Hugo se empeña en «escribir el poema de la conciencia humana» que sirva para entender los enmarañados datos de la historia convencional.