Marcelino Menéndez Pelayo detectó una notable influencia francesa (Dumas, Gautier, Mérimée …) en el modelo de libro de viajes practicado por Escalante, aunque, de ámbito algo distinto es este Del ebro al Tíber, con el que se han señalado ciertos paralelismos con autores como Joaquín Francisco Pacheco (Italia: ensayo descriptivo, artístico y político, 1857), Emilio Castelar en sus Recuerdos de Italia (obra posterior, de 1872), y esencialmente con Pedro Antonio de Alarcón en su De Madrid a Nápoles, 1861.
Predomina en la obra lo pintoresco, la luz y el colorido, amén de un halo romántico que desaparecerá paulatinamente hasta su Costas y montañas, también catalogada en esta Biblioteca Digital.
Sus dos primeros libros de viajes (en 1863, "Del Manzanares al Darro", y en 1864 "Del Ebro al Tiber") forman en el conjunto de su obra literaria la creación de su primera época. La segunda -"la que podemos llamar su época clásica", dirá don Marcelino -comienza en 1871 con la publicación de "Costas y montañas". Muchas cosas transcurrieron en la vida española entre una y otra etapa: la Revolución, el destronamiento de Isabel II, la busca de un Rey... "Costas y montañas" es su obra predilecta: una magnifica guía sentimental, histórica y poética de una tierra conocida y amada a fondo. En 1873, el año de la República, publica "En la playa": cinco narraciones que tienen por escenario la playa del Sardinero, donde "nunca encontraron hastío sus ojos ni cansancio su alma". En 1877 aparece "Ave Maris Stella", que es una novela histórica -"historia montañesa del siglo XVII".