La obra teatral del escritor madrileño Pedro Calderón de la Barca significa la culminación barroca del modelo teatral creado a finales del siglo XVI y comienzos del XVII por Lope de Vega. Calderón introdujo muchas e importantes novedades en la comedia barroca, aunque mantiene la estructura creada por Lope, Calderón profundiza en los temas y en los personajes, construyendo unos dramas más filosóficos y densos.
El garrote mas bien dado, o como posteriormente paso a llamarse, El alcalde de Zalamea pertenece a los dramas llamados trágicos o de honor, se atiene a la estructura de las comedias en lo que se refiere a la intriga amorosa, aunque el complejo concepto de honor (ultrajado primero y reparado después) desempeña un papel más importante e implica un desenlace trágico y sangriento. En esta obra Calderón da una lección de maestría al escribirlo, deslumbrando a sus rivales y ganándose el respeto de los mismos.
En El alcalde de Zalamea, producción notabilísima por el realismo y vigor con que están caracterizados los personajes, el protagonista encarna la libertad municipal castellana en lucha victoriosa con el fuero de la milicia y de la nobleza. El concepto fundamental del drama es que la justicia se ha de aplicar al delincuente sin consideración de su categoría social: envidiable y utópico progreso que aún en la actualidad dista de ser una realidad efectiva.