Benito Pérez Galdós – TORMENTO

“Tormento” se encuadra formalmente entre otras dos grandes obras: “El doctor Centeno” y “La de Bringas”, compartiendo con ellas algunos personajes, como don José Ido del Sagrario o Rosalía Pipaón de Bringas. En ella se narra la historia de Amparo, huérfana acogida en casa de los Bringas y que se dedica con devoción a servirles de asistenta, agradecida por su amabilidad y soportando los desplantes y abusos de la señora de la casa. Agustín Caballero, un primo del señor Bringas, enriquecido después de marcharse a ‘hacer las Américas’, se enamora de ella, pero Amparo esconde un secreto —que considera vergonzoso— que la obliga a conducirse con circunspección al respecto. Las dudas de la muchacha y las intrigas que se tejen en torno a su inminente enlace constituyen el meollo de esta historia de amor, mentiras y envidias.

Tormento es un paso más de su autor en ese gran arte de la novela de observación, que hace poco Edmundo Goncourt quería que no se llamase novela, sino otra cosa, y que Zola proponía apellidar estudio, nombre poco feliz. No vale más que La Desheredada, ni llega a tanto; pero es de su temple, y nos hace penetrar otra vez, y con buen pie, en esos interiores ahumados de que habla Marcelino Menéndez en su notable Prólogo á las Obras completas de Pereda.
¡Los interiores ahumados! Eso es lo que está sin estudiar en España. Interiores de almas, interiores de hogares, interiores de clases, de instituciones.
En Tormento entramos en el interior ahumado de cierta parte de la clase media de Madrid, donde el espíritu de lo que llaman los franceses burgeois (con frase que va siendo universal) aparece con todos sus elementos cómicos, tristes, desconsoladores, dando miles de argumentos al pesimismo positivo, al que se va a los hechos. (Clarín).