Benito Pérez Galdós – VOLUNTAD

En la comedia Voluntad (1895), Galdós retoma un ambiente que le es familiar y en el que siempre se ha movido con soltura: la clase media madrileña. La protagonista, Isidora, hija del propietario de un establecimiento comercial, se encarga de la dirección del negocio de su padre para rescatar a su familia de la quiebra. Isidora lleva el aspecto económico del negocio, tratando ella misma con los competidores y los compañeros de su padre. Isidora rompe a dos niveles la marginación de la esfera femenina: la rompe al abandonar la casa familiar para ir a vivir con Alejandro sin casarse y al reemplazar a su padre, viviendo él todavía, en la dirección del negocio familiar. Cabe destacar que Isidora tiene un hermano menor a quien también usurpa, demostrando tener ella todo el talento administrativo que le hace falta a él y a su padre.

Galdós en esta obra revela un plan aún más específico para el futuro de España, para la regeneración de su patria, el cual consiste en el silencioso proceso de la renovación de valores morales y espirituales, del lento y constante cambio que ha de verificarse dentro de la célula más pequeña del organismo social: el individuo. En él está el origen del bien y del mal de la vida nacional. Del individuo, entonces, la rehabilitación procederá más gradualmente a la familia, a la comunidad y a las instituciones. En esta obra, observamos el triunfo de la voluntad pero también notamos el triunfo del amor. No es, sin embargo, superación de una fuerza por la otra, sino la coexistencia, la síntesis de lo material y lo ideal, de la realidad y de la fantasía, de la razón y del sentimiento. En esta fusión de lo antitético, en esta armonía consiste el sueño ideal del autor. La voluntad en Galdós no es la fuerza ciega e irracional schopenhaueriana, ni es la voluntad nietzscheana del poder, sino una voluntad más equilibrada, más conciliadora, más cercana al nexo de unión en la unidad cristiana de materia y espíritu que existe en el hombre y que por toda la vida se resuelve en una lucha continua e incesante pero necesaria y vital. La triade de la voluntad, el trabajo y el amor ayudándose mutuamente engendrarán el dinamismo hacia la actividad sana y productiva.