El nombre de esta obra encuentra su causa en la celebración de las Tesmoforias, es decir las divinidades Demeter y Perséfone, o portadoras del Thesmoí, las normas no escritas que regían las relaciones entre los hombres antes de la codificación de las leyes. Eran estas las diosas sobre las que juraban las mujeres atenienses, y a sus fiestas eran a las únicas a las que se les permitía asistir. Las Tesmoforias fue representada por primera vez en el 411 a. C., probablemente durante las Grandes Dionisias, festivales en honor del dios Dioniso que incluían representaciones dramáticas.
El argumento de la obra es el siguiente: Las mujeres están a punto de celebrar su fiesta exclusiva, las Tesmoforías (de las que los hombres están excluidos). Eurípides ha oído que las mujeres tienen intención de tramar su muerte, ya que éste, con sus descripcIónes de legendarias mujeres malvadas, ha dado mala fama a todas las mujeres. Llevando consigo un pariente anciano, intenta persuadir al afeminado poeta trágico Agatón para que se disfrace de mujer, presencie los ritos y abogue por la causa de Eurípides. Agatón rehúsa, después de lo cual el anciano se ofrece para ir en su lugar. Se le afeita y viste de modo conveniente, y se marcha a la fiesta, una vez que ha hecho jurar a Eurípides acudir en su ayuda si ocurre algún percance. Las mujeres se congregan y pronuncian discursos contra Eurípides. El viejo le defiende diciendo que serían mucho peores los cargos que él podía presentar en realidad contra las mujeres. La indignación general que provoca se ve interrumpida por la llegada de Clístenes (famoso por su afeminamiento) con la noticia de que un hombre ha entrado en la fiesta disfrazado. Comienza la búsqueda, se encuentra al anciano y se le pone bajo custodio. Imitando al héroe de la tragedia Palamedes (perdida en la actualidad) de Eurípides, el anciano escribe un mensaje en una tabla votiva del templo y la arroja fuera. Luego asume el papel de Helena, de la tragedia homónima de Eurípides y el propio Eurípides aparece como Menelao. Hay una escena de agnición (la única conservada de Aristófanes de la que poseemos el original), pero los guardias evitan que la pareja se reúna. Eurípides reaparece como Perseo y el anciano asume el papel de Andrómaca (de la tragedia homónima de Euripides) atada a una roca. Sin embargo el escita detiene el intento de rescate. Eurípides llega a un acuerdo con las mujeres: nunca más volverá a calumniarlas si dejan en libertad a su pariente. Ellas están de acuerdo, pero todavía se debe negociar con el escita, lo que se consigue con facilidad al serle prometida una bailarina. El anciano y Eurípides se escapan.